Medios de comunicación, ¿fuentes de información?




Si alguna vez pensamos que tener más medios de comunicación sería un buen camino para tener una visión de la realidad más clara,  el hecho es que la era de la comunicación instantánea con cualquier parte del planeta a través de las redes sociales, la era global del acceso gratuito y libre a los periódicos y otros medios de comunicación  nacionales e internacionales,  se ha convertido en la era de la confusión.  La contrastación es el único salvavidas que nos queda para flotar en esta asfixiante marea de datos, informaciones y noticias direccionadas por intereses ideológicos y económicos.
Y los ciudadanos sobrevivimos al caos desinformativo básicamente a través de dos caminos: el de la línea editorial ideológica que profesamos, o el del más profundo escepticismo basado en la opacidad de las fuentes primarias de las informaciones que nos llegan, ya desgastadas y desvirtuadas por el largo viaje que siguen hasta llegar a nosotros.

En la Era de la Información, las teorías conspiranoides y conspiranoicas acrecientan del desconcierto ciudadano, síntoma claro de que los medios de comunicación no garantizan que  los acontecimientos lleguen con nitidad aséptica a la audiencia. De esta forma, las redes sociales amplifican la velocidad a la que llegan los sucesos a nuestros oidos, pero la velocidad se ha convertido en uno de los principales enemigos de la veracidad.


 Y mientras crece la necesidad de gran parte de la ciudadanía por buscar fuentes de información veraces, otra gran parte se convierte en receptores y amplificadores de hechos que se transforman en  verdades absolutas, en realidad, luces y sombras en la Caverna de Platón.